Dejamos aquí la escena y volvemos a la realidad. En nuestro mundo, Google es nuestro Oráculo, capaz de dirigir nuestra atención, nuestra mirada, hacia jarrones que inevitablemente romperemos (o compraremos).
A principios de este milenio ya nos contaron historias distópicas sobre lo que podría pasar, ya nos advirtieron que, llegado el momento, Will Smith nos salvaría de la insurrección violenta de las máquinas. El personaje de Will Smith en la película “I, robot” desconfía desde el principio de esas máquinas capaces de todo, más inteligentes que nadie. Él no cree en su buena fe, por mucho que la sociedad y las empresas se empeñen en maquillarlas como nuestros amigos, nuestros ayudantes, nuestros esclavos. Will Smith se convierte en héroe por empeñarse en ir contra corriente. Pero fuera de la pantalla, la realidad es muy diferente.
Conviene entender que, por mucho que uno quiera ser el héroe que salve a la sociedad de las máquinas, la sociedad no te ve como a Will Smith, si no más bien como a un pringado con papel de aluminio en la cabeza, en referencia a una trama fantástica contada en la serie Futurama, donde una especie de secta formada por unos pocos frikis deciden luchar contra las fuerzas de la oscuridad, capaces de manipular los pensamientos de la sociedad. Metáfora acertadísima de la actualidad.
Este texto sólo pretende ser una llamada de atención a todos los héroes y heroínas de ahí fuera: no sois Will Smith, no lo somos, sólo somos una panda de raritos con papel de aluminio en la cabeza, pero por algo se empieza.
Si quieres estar alerta y recibir un email con los contenidos que vayamos creando, puedes escribir aquí tu correo. No hay una frecuencia específica de envío, porque cada contenido está creado con mucho mimo y eso requiere tiempo. ¡Ah! te aseguramos que no venderemos tu información a nadie, ¡faltaría más!